Bendice, oh alma mía, al SEÑOR. Bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, oh alma mía, al SEÑOR
y no olvides ninguno de sus beneficios. ( Salmo 103: 1-2 ).
Padre, hoy has derramado tantas bendiciones sobre mí. Decir que estoy agradecido es quedarse corto. Gracias porque estado conmigo todo el día. Qué increíble bendición.
Gracias por brindarme comida y refugio. Cuando pienso en aquellos que no tienen ni siquiera las cosas más básicas, no puedo evitar sentirme agradecido y solidario.
Gracias por las muchas formas, conocidas y desconocidas, en las que protegiste mi vida, así como la vida de mis seres queridos.
Gracias por darme un día más para vivir, complacerte y glorificarte. Cada día que vivo es una bendición.
Sobre todo, gracias por haberme traído a una relación contigo. Que soy tu hijo y eres mi padre. Gracias porque a través de Jesús, todos mis pecados son perdonados. Mientras me voy a dormir, quiero expresar mi alegría y agradecimiento.
En el nombre de Jesús, amen.
Confía a Dios tus sueños y tu descanso. La mejor manera de pasar una noche tranquila es confiando cada proyecto y deseo al todo poderoso; duerme tranquilo/a sabiendo que Dios te protege donde quiera que estes y de todo lo que emprendas.