15 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
    ¿Quién morará en tu monte santo?

² El que anda en integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su corazón.

³ El que no calumnia con su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino.

⁴ Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;

⁵ Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.

¿Cómo puede el hombre estar con Dios? ¿Quién puede presentarse ante su presencia? Tendemos a ignorar la importancia de esa pregunta. Vivimos en un mundo en el que mucha gente niega lo trascendente. Funcionalmente, muchas personas viven como si Dios no existiera. Entonces, ¿por qué se preguntarían cómo pueden estar en su presencia? Sin embargo, esta es la pregunta más fundamental. ¿Quién puede presentarse ante la presencia de Dios? Mientras miramos otro Salmo de David, veremos a David meditar solo en esta pregunta. 

Examina tu corazón. Ven preparado para la adoración. Busqua la santidad y la justicia en su vida, y sepa que es solo a través de Jesús que morará en ese monte santo.

 “Padre, te damos gracias por tu gracia que ha sido derramada sobre nosotros, haciendo posible que estemos en la presencia de nuestro Padre celestial. Cuando éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. A través de esta fe, tenemos acceso al Padre. Señor, que pueda ver el pecado en mi vida que obstaculiza mi relación contigo, que me apresure a confesar y recibir Tu perdón. Que pueda vivir una vida santa y ser un espejo de lo que Cristo hizo por mí. Que sea humilde. Padre, gracias por abrirme camino a través de Cristo. Amén."

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