El rey de gloria
Salmo de David.
24 De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.
2 Porque él la fundó sobre los mares,
Y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5 El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
6 Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah
7 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
9 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria. Selah
- Da gracias al Señor por su creación y confiesa que lo posee todo, recordando que todo lo que posees no te pertenece a ti, sino a él.
- Pídale al Señor con la ayuda del Espíritu a través de su fe en Cristo que ame la pureza y la verdad. Pídale a Dios que le ayude a convertirse en un adorador que viva su vida para su gloria.
- Da gracias al Señor porque te salva y te hace justo por medio de Jesucristo.
- Alabado sea el Señor porque vino el Rey de gloria y uno la victoria.
- Pídale al Señor que le ayude a confiar en que un día se abrirán las puertas y que el Rey de gloria regresará.
Padre Celestial, cuánto te alabo y agradezco porque eres el gran Rey de gloria y Señor de los ejércitos que creó el mundo y todo lo que hay en él. Que nunca me olvide de alegrarme de que mi nombre esté escrito en el cielo, porque Tú eres mi Hacedor y Redentor y por la sangre de Cristo he sido salvo. Alabado sea tu santo nombre.
Nos alegramos, oh Dios, de que la tierra y todos los que la habitamos en ella seamos tuyos. quienes somos creyentes consideramos esto como un privilegio más allá de todos los demás, aunque sabemos que no siempre tenemos las manos limpias y el corazón puro. Sin embargo, también sabemos que nos has alcanzado en Jesús y nos has reconciliado contigo y entre nosotros en él. por eso te alabamos por venir a nuestros corazones a través del Cristo resucitado y el poder de tu Espíritu. Que no deje ninguna duda de que usted es el Rey de gloria no solo en nuestros corazones y vidas, sino también en nuestro testimonio a quienes nos rodean en esta parte del mundo en la que vivimos.
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