30 Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado,
    Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.

² Jehová Dios mío,
A ti clamé, y me sanaste.

³ Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol;
Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.

⁴ Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
Y celebrad la memoria de su santidad.

⁵ Porque un momento será su ira,
Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro,
Y a la mañana vendrá la alegría.

⁶ En mi prosperidad dije yo:
No seré jamás conmovido,

⁷ Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte.
Escondiste tu rostro, fui turbado.

⁸ A ti, oh Jehová, clamaré,
Y al Señor suplicaré.

⁹ ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?

¹⁰ Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, sé tú mi ayudador.

¹¹ Has cambiado mi lamento en baile;
Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.

¹² Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

Padre Celestial, gracias por las muchas veces que restauras mi salud y mis fuerzas. Por Tu bondad y gracia. Que nunca olvide traerte mis necesidades y peticiones en oración PRIMERO, y que nunca olvide darte la alabanza y gloria debidas a tu Nombre, cuando la salud haya sido restaurada, porque TÚ eres el único Dador de vida y Tú provees toda la vida. Gracias porque nuestro tiempo está en Tus manos, y que siempre recordemos cantar alabanzas a Tu santo nombre y no callar, Señor, Dios nuestro. Quiero darte gracias por los siglos de los siglos.

Padre Celestial, te alabo y te agradezco por tu bondad y tu gran paciencia hacia mí y todos Tus hijos. Gracias porque no importa la dificultad y el dolor que pueda atravesar en esta vida, ese llanto será reemplazado por risa y el dolor con gozo, en el nombre de Jesús, AMÉN.