Jehová da dominio al rey
Salmo de David.
110 Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
2 Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder;
Domina en medio de tus enemigos.
3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder,
En la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora
Tienes tú el rocío de tu juventud.
4 Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec.
5 El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira.
6 Juzgará entre las naciones,
Las llenará de cadáveres;
Quebrantará las cabezas en muchas tierras.
7 Del arroyo beberá en el camino,
Por lo cual levantará la cabeza.
Una hermoso salmo que apunta a Cristo...
Nuestro Salvador resucitado,
Sacerdote y Rey,
Sentado a la diestra de Dios.
Y a Su Padre, Él está intercediendo por ti y por mí como nuestro Abogado.
Reflexiona sobre todo esto conmigo por un momento.
Jesús, quien sacrificó Su vida por ti y por mí como nuestro Sacerdote, derramó Su sangre como la máxima ofrenda por el pecado en nuestro nombre. Sin embargo, como Rey, Él está en el lugar de autoridad y poder, a la diestra de Dios, y un día gobernará en juicio sobre las naciones y sobre Sus enemigos.
No hay otro Salmo más referenciado por los escritores del Nuevo Testamento al considerar al Jesús resucitado ocupando este asiento especial junto a Dios. Esto debería darnos un gran consuelo y esperanza. Hoy Jesús es nuestro Abogado le habla a Dios de nosotros. Como abogado Él, en cierto modo, está “dando una buena palabra” a Su Padre, nuestro Padre.
Mi oración es que este Salmo les dé esperanza, que estos siete versículos de la Palabra de Dios alienten tu corazón y eleven tu espíritu. Continúa tu día recordando lo que Jesús ha hecho por ti , dónde esta ahora y cómo está intercediendo por usted en este mismo momento.
Bendiciones!
Tu consejero espiritual.
Amado Señor,
abre nuestros ojos para ver, como lo hizo el salmista, quién eres: nuestro Rey, nuestro gran Sumo Sacerdote celestial y nuestro Juez. Danos el coraje, el poder y la determinación para formar parte de tu ejército victorioso.
Padre amoroso, gracias porque eres un Dios bueno y misericordioso y que un día reinarás en justicia y justicia sobre la tierra. Prepárame, te lo ruego, para ser la persona que Tú quieres que sea, hasta el día en que nos encontremos cara a cara, en el nombre de Jesús te lo ruego, AMÉN.
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