Dios cuida de su pueblo
Aleluya.
111 Alabaré a Jehová con todo el corazón
En la compañía y congregación de los rectos.
2 Grandes son las obras de Jehová,
Buscadas de todos los que las quieren.
3 Gloria y hermosura es su obra,
Y su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho memorables sus maravillas;
Clemente y misericordioso es Jehová.
5 Ha dado alimento a los que le temen;
Para siempre se acordará de su pacto.
6 El poder de sus obras manifestó a su pueblo,
Dándole la heredad de las naciones.
7 Las obras de sus manos son verdad y juicio;
Fieles son todos sus mandamientos,
8 Afirmados eternamente y para siempre,
Hechos en verdad y en rectitud.
9 Redención ha enviado a su pueblo;
Para siempre ha ordenado su pacto;
Santo y temible es su nombre.
10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
Su loor permanece para siempre.
A menudo recurro a un Salmo de la Biblia para apoyarme en mi tiempo de oración con Dios por la mañana. Asi encuentro el salmo más aplicable a mi vida en este momento. Algunos Salmos son súplicas bastante intensas para la liberación de Dios y el juicio de los "enemigos". Sinceramente me parece difícil relacionarme con estos Salmos, principalmente porque no estoy tan agobiado por la persecución de aquellos que quieren destruirme. Depronto viene a mi mente aquel versiculo que dice: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Efesios 6:11–12)
La Biblia nos advierte repetidamente que nuestros enemigos espirituales siempre están en guerra con nosotros, tratando de destruirnos (Efesios 6: 10-18; 1 Pedro 5: 8). Cuando olvidamos a nuestro verdadero enemigo, los Salmos de Liberación parecen perder su aplicabilidad para nosotros. Ignoramos a esos enemigos en nuestras oraciones a nuestro propio riesgo.
Luego están esos Salmos que simplemente alaban a Dios por sus promesas del Evangelio para nosotros como su pueblo. Son salmos poderosos para orar y meditar. Uno de esos salmos que he disfrutado esta semana es el salmo 111.
Padre amoroso, alabo tu glorioso nombre y oro para que aumentes mi sabiduría y entendimiento de todo lo que eres para mí, con cada día que pasa, porque deseo hacer tu voluntad en humilde obediencia a ti, porque solo tú eres digno, en Nombre de Jesús, oro, AMEN.
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