
Devocional: Señor, estoy aquí. Reina en mi corazón
Hola... ¿te has detenido un momento hoy para decirle a Dios: “Aquí estoy”? No con frases vacías, no por rutina, sino con un corazón realmente dispuesto, quebrado si hace falta, pero honesto.
Muchas veces pasamos los días esperando que algo cambie, que Dios haga algo grande… pero Él solo está esperando una frase simple, real, poderosa: “Señor, estoy aquí.”
Cuando dices eso de verdad, estás abriendo la puerta. Estás dejando que Dios entre no solo en lo bonito, sino también en lo roto. En lo que escondes, en lo que duele, en lo que tú mismo no sabes cómo sanar.
Decir “estoy aquí” no es una frase religiosa. Es un acto de entrega. Es como decir:“No sé cómo hacerlo, no tengo todas las respuestas, no soy perfecto, pero te pertenezco, Dios. Aquí estoy.”
Y cuando lo dices con el corazón abierto, Dios responde.Él entra. Él reina. Él transforma. Él hace nuevas todas las cosas.
Quizás has sentido que nadie te escucha. Quizás te has perdido en la rutina, en las dudas, en tus propios errores. Pero hoy, Dios no te pide explicaciones. Solo quiere que te acerques y le digas: “Aquí estoy. Ven. Reina en mí.”
Y cuando lo hagas, su paz entrará. Su voz te hablará. Su dirección se revelará. Porque cuando el Rey entra al corazón, el caos tiene que irse.
Oración: Señor, estoy aquí. No te vayas.
Padre, no tengo muchas palabras. Solo quiero decirte esto: estoy aquí. Con lo poco que tengo, con lo mucho que me falta, con mi corazón temblando, pero abierto.
Ven, Señor. Toma tu lugar. No como un visitante, sino como dueño de mi vida. Reina en mí. En mis pensamientos, en mis decisiones, en lo que soy y en lo que no puedo controlar.
Hay cosas dentro de mí que no sé cómo manejar. Hay vacíos que nadie llena. Pero Tú puedes. Tú eres el único que puede poner orden en mi caos. El único que me conoce por dentro y aún así me ama.
No quiero seguir siendo el dueño de mi vida. Hazlo Tú. Toma el control. Dirige mis pasos. Guía mis días. Sánalo todo. Lléname de Tu presencia.
Y si algún día me alejo, grítame al corazón. No me dejes sin Ti. No me sueltes nunca.
En el nombre de Jesús, amén.
JESUS ven a reinaren mi corazón