Salmo 29
Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.
Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.
Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.
Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
Los hizo saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cades.
Voz de Jehová que desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.
Jehová preside en el diluvio,
Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.
Oración
Señor Todopoderoso, en esta mañana me postro ante Ti, reconociendo la grandeza de Tu nombre y el poder incomparable de Tu voz. Tú eres el Dios que preside sobre los cielos y la tierra, y en Tu voz encuentro fuerza, consuelo y paz.
Padre amado, el Salmo 29 me recuerda que Tu voz quiebra los cedros, hace temblar los desiertos y derrama llamas de fuego. Así como transformas la naturaleza con Tu poder, también puedes transformar mi vida. Hoy te pido que hables a mi espíritu con la misma fuerza, que destruyas los temores que me paralizan y derribes los muros que intentan detener mi avance.
Declaro en fe que Tu voz poderosa abre caminos donde no los hay, ilumina mis pasos en la oscuridad y trae calma en medio de las tormentas. Cuando todo parece desmoronarse, sé que en Tu templo todo proclama Tu gloria, y mi alma encuentra descanso bajo Tu cuidado.
Confío en que, aunque los desafíos sean grandes, Tu presencia siempre será mayor. Señor, sé mi refugio y mi escudo. Llena mi corazón con Tu paz, esa que sobrepasa todo entendimiento, y dame la valentía para enfrentar cada día con esperanza y gratitud.
Te alabo por ser el Rey que gobierna para siempre, por ser el Dios que nunca cambia y que bendice a Su pueblo con paz. Hoy camino con la certeza de que Tu voz resuena en mi vida como un eco eterno de victoria y amor.
Gracias, Señor, por Tu fidelidad, por Tu fuerza que nunca falla y por el amor con el que me sostienes. Que este día esté lleno de Tu gloria y que cada momento sea una oportunidad para exaltarte y proclamar Tu grandeza.
Amén.
Conclusión
La voz de Dios es más que poder; es dirección, consuelo y victoria para quienes confían en Él. El Salmo 29 nos recuerda que Su autoridad es eterna y Su cuidado, inquebrantable. En cada palabra, encontramos la fuerza para enfrentar los desafíos de la vida y la paz que llena nuestro corazón.
Confía en que Su voz guía tus pasos y transforma cualquier adversidad en una oportunidad para crecer. Si esta oración ha traído paz a tu vida, compártela con alguien que necesite fortaleza, sigue este espacio y dale me gusta para continuar recibiendo palabras de aliento que te acerquen más a Dios. Que Su poder y Su amor te acompañen en todo momento.
Sergio Andrés, tu Consejero Espiritual.