La adolescencia es un tiempo emocionante y, a la vez, desafiante. Es la etapa donde se siembran las semillas de lo que seremos en la adultez. Para muchos jóvenes, este periodo está lleno de decisiones que moldearán su carácter y sus caminos futuros. A menudo, esos momentos difíciles de duda, presión social y búsqueda de identidad pueden parecer abrumadores, pero hay una fuerza que siempre está disponible para guiarlos: la oración.
Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre la importancia de orar por los adolescentes que forman parte de tu vida. Ya sea tu hijo, un sobrino, un amigo, o incluso tú mismo, la oración es una herramienta poderosa para pedir sabiduría, protección y discernimiento. La adolescencia puede ser un terreno lleno de incertidumbres, pero al confiar en Dios, podemos asegurar que Su guía y Su luz acompañarán cada paso de este viaje.
Oremos:
“¡Santo padre! Gracias por que me has recibido en tu santa presencia. Aquí, de rodillas te imploro me acompañes en esta noche de descanso. Ha sido un día duro y estoy cansado.
Quiero descansar en tu regazo. Permíteme disfrutar de una noche de sueño de calidad para enfrentar mi día mañana con mucha energía. Enséñame sabiduría y disciplina en todos los aspectos de mi vida.
Hazme exitoso en mis estudios, en mis relaciones con los demás y en mi futuro. Ayúdame hacer lo que es justo y correcto y equitativo. Dame discernimiento.
Ayúdame escuchar y aprender de la corrección e instrucción de mis padres, mis líderes espirituales y mis maestros.
Padre celestial, por favor, ayúdame a no seguir ciegamente a la multitud, cuando me inciten hacer algo que no está bien. Ayúdame a darles la espalda, cuando digan, ven y únete a nosotros, sólo por diversión.
Ayúdame a recordar que lastimar a otros o causarme daño a mí mismo, está mal. Ayúdame a ser sabio y valiente para caminar en tu camino de justicia, no en el camino de destrucción. Te lo pido, en el nombre de Cristo Jesús, tu hijo amado. Amen.”
Queridos, la oración tiene un poder inmenso en cada etapa de la vida, pero en la adolescencia, puede ser una fuente de fortaleza y dirección inquebrantable. No importa qué desafíos se presenten, siempre podemos acudir a Dios en busca de guía y protección.
Te invito a que, cada noche, nos unamos en oración y reflexión, permitiendo que la presencia de Dios sea nuestro refugio y fortaleza, oraremos y creceremos en la fe, encontrando en Dios el consuelo y la esperanza que tanto necesitamos. ¡Nos vemos mañana para una nueva Oración y Reflexión de la noche! Que Dios te bendiga y llene de paz tu vida.
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