A lo largo del día, nuestra mente y corazón acumulan una variedad de emociones, desde alegría hasta confusión. Nos enfrentamos a decisiones difíciles, desafíos que nos dejan sin aliento, y momentos de felicidad que a veces se ven eclipsados por la incertidumbre. Al llegar la noche, cuando la quietud nos envuelve, es el momento perfecto para depositar todo lo vivido en las manos de Dios. Él es nuestro refugio, nuestro lugar seguro. ¿Qué mejor manera de cerrar el día que proclamando nuestra confianza en Él, entregando cada preocupación, sabiendo que su plan es perfecto, incluso cuando no lo entendemos?
En medio de las noches más oscuras y los momentos más confusos, Dios nos invita a confiar plenamente en Su amor y Su plan. No importa cuán difíciles sean las circunstancias, Él siempre está allí para guiarnos por el camino de la justicia y darnos la fuerza que necesitamos. Cuando el día ha terminado, y nuestras fuerzas parecen agotarse, es el momento de descansar en su promesa de fidelidad y protección.
Oremos:
“Padre, hoy han pasado tantas cosas, algunas buenas, algunas no tan buenas, algunas tristes, algunas alegres.
Pero señor, antes de irme a dormir, quiero confiarte todas estas cosas, honestamente hay muchas cosas que no pueden entender, muchas circunstancias que son confusas, muchas situaciones que son simplemente difíciles.
Aunque no puedo entender cómo funcionan, sé que eres bueno y sé que me harás bien, en última instancia, sé que puedo confiar completamente en ti.
Señor mientras me voy a dormir, declaro que confío en ti, te confío todas las cosas grandes y pequeñas, con las cosas felices y las que no lo son y las cosas difíciles, confío en que me librarás del mal y me conducirás por senderos de justicia.
Eres mi esperanza, mi ayuda, el levantador de mi cabeza, quien levanta mi frente en alto y me de la energía y la fuerza para enfrentar los retos que se me presentan.
Padre, pueda que no sepa cómo saldrán las cosas, pero tú sí, porque eres bueno, poderoso.
Por eso esta noche, proclamo mi confianza en ti, en el nombre de Jesús, amén.”
En cada cierre de día, Dios nos llama a confiar en Él, a dejar todas nuestras cargas en sus manos amorosas. No siempre podemos entender los caminos que Él elige para nosotros, pero podemos descansar en la certeza de que Su voluntad es buena. Si esta reflexión te ha hecho sentir más cerca de Dios, te invito a seguir mi blog Consejero Espiritual y a unirte a mí cada noche para una nueva Oración y Reflexión. Juntos, caminemos confiando en que Dios siempre tiene el control. ¡Que Dios te bendiga y te llene de paz!
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